martes, 1 de julio de 2014

James Dean, de ídolo juvenil a leyenda.



    Soy una persona a la que le encanta el Cine hasta el punto de que mis allegados creen que es una obsesión, y la verdad es que no me atrevo a negarlo. Pero además de ver películas me interesa también la biografía de los actores y conocer la fecha de sus nacimientos.
    Pues bien, el pasado día 8 de febrero James Dean hubiese cumplido 83 años y se lo dije a mi madre. Otras veces, cuando le digo que es el cumpleaños de algún famoso que admiro se limita a asentir si está muy ocupada y, si no, a decir un simple: "Ah". Pero esta vez no. En esta ocasión me dio una respuesta que yo no me esperaba y que me hizo reflexionar. "Uy, qué viejo; seguro que él no quería ser así". Me quedé callada un instante y después me puse a pensar que tenía razón, tal vez a él no le hubiera gustado verse con arrugas, canas, achaques y un bastón o, lo que es peor: haberse visto postrado en una cama. ¿Hubiese podido su belleza resistir al paso del tiempo? Freddie Mercury, otro de mis ídolos, había dicho una vez que él no se imaginaba sobre el escenario con un bastón y, tal vez, James Dean pensaba igual.
     Sin embargo, si pensamos en toda la gente que se fue antes de tiempo, no se puede evitar imaginar como hubiesen sido y lo que hubiesen logrado en sus vidas.
    'Live fast, die young'.

                                                            SARA