viernes, 2 de noviembre de 2012

31 de octubre de 2012.

   Hoy es 31 de octubre de 2012. Víspera de Todos los Santos. Halloween. Hoy va a ser la mejor fiesta de toda mi vida. Acompañada de mi hermana y de un montón más de gente. ¿No es genial? Nos reuniremos a las diez de la noche en el pabellón madrileño Madrid Arena pero a saber a qué hora saldremos de allí. Tengo ya unas ganas tremendas de ir, no puedo esperar más.
   Por fin son las diez. Salgo de casa con mi hermana, no sin antes darle un cariñoso beso a mi padre, lo quiero tanto... Desde que mi madre no está se encuentra muy solo y mi hermana y yo somos su única compañía. Nos dice que lo pasemos bien, pero que tengamos mucho cuidado, porque en esos lugares suele haber mucha gente. ¿Qué podría ocurrir?
    Cuando llegamos allí, efectivamente, estaba lleno de gente, pero eso a nosotras nos gusta, nos encanta la fiesta, somos jóvenes. Nos pusimos a bailar como locas al ritmo de la música, era un ambiente inmejorable, la gente, contenta; la música, alta. No quería que esa noche acabase nunca.
    Un segundo, tan solo un instante, una explosión. ¿Una bomba? No. Fue más leve. Tal vez una bengala, o un volador. El pánico y el caos se desató entre la multitud, todos corrían despavoridos hacia las puertas de salida, pero apenas conseguíamos avanzar, había demasiada gente, yo intenté ir más rápido colándome por el lado de la pared, pero perdí de vista a mi hermana. Aquello no avanzaba. Ahora el ambiente era mucho más caluroso, la música estaba más baja, la gente ya no sonreía, la fiesta había dejado de ser divertida.
    Sentía que me ahogaba, que no me llegaba el aire, la gente me empujaba contra la pared, intentando abrirse paso hacia la puerta de salida. ¿Qué me ocurría? No podía moverme y ya no podía respirar. Deseaba con todas mis fuerzas que mi hermana se hubiera salvado y que volviera a casa sana y salva junto a mi padre, pues yo sabía que no iba a poder escapar de aquel horrible lugar. De repente vi a un chico a mi lado, le miré fijamente a los ojos y le pedí que por favor le dijese a mi padre que le quería. De repente creo que me desmayé.
     Mi agonía había llegado a su fin, la de mi familia no había hecho más que empezar.



                                                                                                               SARA

(En recuerdo de las chicas fallecidas durante el festival de Halloween en el Madrid Arena).

viernes, 21 de septiembre de 2012

París.

Tarde nubosa y fría
bajo el cielo oscuro de París,
recuerdos que traen a mi mente
un tiempo que llegó a su fin.

Primavera lluviosa,
un frío abril,
el viento envuelve
la ciudad de París.

Llega la noche,
recuerdo esos paisajes,
esa lluvia, esa alegría,
una lágrima rueda por mi mejilla,
ese viaje llegó a su fin,
pero al recordarlo, lo siento,
no puedo evitarlo,
he de decir:
¡qué bello eres, París!


                                          SARA

 (En recuerdo de el viaje de estudios a Francia)





                                       

lunes, 2 de julio de 2012

Gracias, España, gracias.

1 de julio de 2012.
   Hemos vuelto a hacer historia. Jamás nadie había conseuido convertirse en leyenda ganando una Eurocopa, un Mundial y de nuevo una Eurocopa.
   Austria, Sudáfrica y Ucrania han sido los escenarios de las victorias de estos hombres que han conseguido lo que nunca nadie había logrado.
   Hoy en España no podían existir los problemas para nadie. ¿Crisis? Esa palabra no estaba en nuestro vocabulario. Lo único que queríamos era disfrutar de una noche muy especial que va a ser difícil de olvidar.
   Y cuando nuestros hijos y nuestros nietos nos pregunten qué sucedió el 1 de julio de 2012, se nos llenará el corazón de orgullo y los ojos de lágrimas al recordar este día. Quizá ellos no comprendan esta reacción y piensen que nos hayamos vuelto locos; entonces preguntarán: ¿Por qué os emocionáis así?
   Porque somos campeones, porque esto no es un sueño, es una realidad; porque somos la marea roja, somos uno, somos ESPAÑA. No hay dos sin tres.

          Gracias, España, gracias.

                                                             SARA

viernes, 8 de junio de 2012

Castilla.

(Poema dedicado a mi abuela, Mercedes).

Bonita noche,
noche de estrellas,
sentada en el prado,
contemplo la hierba.

Hierba que,
sin lluvias y con soles,
ha quedado seca,
sin apenas flores.

Qué bella es Castilla,
bermeja y con sequía,
con sudor de ganaderos
y llanuras amarillas.

Quien viera a Merce y Chuso
paseando por los campos,
radiantes de felicidad
y agarrados de la mano,
paseando muy despacio,
como dos enamorados,
deteniendo el tiempo,
contemplando estos campos.
         
                                   SARA
             
                                                         

lunes, 9 de abril de 2012

Ellos.

Ellos, mis primos. Con los que comparto un sentimiento difícil de explicar. Es...,¿cómo expresarlo? Es un sentimiento de ternura, de cariño, de amor, es un sentimiento de querer protegerlos, de querer defenderlos contra cualquier peligro. Al ser la mayor, creo que esta obligación de mirar por ellos es más grande aún. Sí, vale, lo reconozco, hay veces que me sacan de quicio. Cuando estoy leyendo tan tranquila o pensando en mis asuntos, ahí aparecen ellos, para que juegue o les acompañe al quiosco a comprar cualquier cosa para endulzarles el paladar o la vida. Porque eso es lo que más me gusta de ellos y lo que quiero que no desaparezca jamás de sus caras: su sonrisa. Su brillo en la mirada. A todos los niños les brilla la mirada, tienen un fulgor especial en los ojos que es difícil de quitar, pero yo deseo que lo mantengan, que sigan siendo felices y que no se peleen (aunque eso ya es más difícil de cumplir).    Hay mucha gente que presume de tener muchos primos, y a veces se ríen de mí por tener sólo cuatro pero, ¿para qué quiero más? Con los que tengo es suficiente. Los quiero, me quieren (o eso creo), ¿qué más puedo pedir?


                                                                                                                                     SARA


domingo, 11 de marzo de 2012

Piedad.

- ¡Piedad, piedad! -
gritaba el reo;
- ¡piedad y compasión!,
si soy inocente,
¿por qué estoy en prisión?
¿He de pagar por un crimen
que no cometí yo?
Dejadme salir, os lo ruego;
dejadme salir, por Dios.
¿No volveré a ver los mares,
no volveré a ver el Sol?
¡Me pudriré aquí!
¡Piedad y compasión!

                              SARA

viernes, 9 de marzo de 2012

La primavera.

Ya llega la primavera.
El veintiuno vendrá
y mi vida alegrará.
Pasará a la mi vera,
caminará por mi acera.
Aunque ella tres meses dure,
con retraso siempre acude.
Con su manto todo llena,
y ella aliviará mi pena,
tenlo claro, no lo dudes.

                                 SARA  


  

domingo, 19 de febrero de 2012

Principio y fin.

   Me llamo Rocío, y no es por presumir, pero era una chica ejemplar, todos me querían. Mis padres estaban orgullosos de mí y mis hermanas pequeñas querían ser como yo. En el instituto era la preferida de los profesores y la verdad es que algunos de mis compañeros me tenían envidia. Raro era el día en que no sacase un diez, los pretendientes me llovían y además, para rematar, tenía un cuerpo escultural, con curvas y estilizadas piernas. Era, en resumen, la chica ideal.
   Pero todo se vino abajo cuando mis padres se separaron. Mi apoyo incondicional, las personas que más quería se habían dejado de querer. Deseaba que fuera una pesadilla, pero no, era una realidad.
   Ya os imagináis lo que pasó. Mi mundo se derrumbó, empecé a descuidarme y mis notas cayeron en picado. Los castigos se sucedían y mis amigos dejaron de pedirme consejo, es más, se distanciaron de mí. Entonces empecé a salir con otra gente, a la que yo, con un lenguaje equivocado llamaba "amigos".
   Al principio pensé que les daba pena y que se preocupaban por mí, pero luego empezaron a ofrecerme tabaco y de ahí seguí con las drogas, Todo me daba igual, ya no me importaba absolutamente nada. También dejé de comer, no tenía apetito, me quedé anoréxica y mis piernas apenas me respondían.
   Un día, a la salida del instituto, un hombre me dijo que tenía una empresa de modelos y que si quería formar parte de ella. Acepté. No tenía nada que perder, pero tampoco de ganar, más bien tenía cosas que ganar, porque al fin y al cabo tampoco iba a sacarle ningún partido al instituto. No me fue del todo mal, ganaba dinero; poco, pero ganaba.
   Pero un mal día enfermé. Mis excesos habían llegado a su punto máximo, me expulsaron de la empresa y acabé en la calle, donde estoy ahora, mendigando y pasando frío por las noches, tapada con apenas un par de cartones. Me estoy muriendo, ya lo sé, pero lo peor es que estoy sola, sin nadie que pueda cerrar mis ojos para que de una vez por todas pueda descansar en mi gran sueño final. 


                                                                                                                                  SARA


Mi objetivo: daros a entender la importancia de los padres en nuestras vidas.
                                                             

martes, 24 de enero de 2012

Río Nalón

Poderoso Nalón,
que Dios bendiga tus aguas,
aguas que han arrebatado almas,
pero han devuelto ilusiones
a enamorados pescadores.

Río de Asturias,
de esa tierra que enamora.

                         SARA

Gaviota

Hermosa gaviota,
gaviota blanca
pósate en mi falda
mientras estoy sentada.

Que me siento muy sola
y así estoy acompañada
mirando tus alas
color de las aguas,
aguas cristalinas,
aguas de la mar salada.

Cuyo vaivén me encanta
y a la vez me relaja
mirando sus aguas,
aguas saladas.

¡No te vayas gaviota,
no te vayas todavía!
Hazme compañía
con tu dulce melodía,
que tu dulce canto
me acompañe todo el día.

                                     SARA                                      

     

viernes, 20 de enero de 2012

Mi día de suerte.

   Nos subimos en el autobús del instituto de vuelta a casa. Manu, nuestro conductor, nos dijo (como siempre) que nos pusiésemos el cinturón, que ya íbamos a arrancar. Bah, menuda payasada, ¿quién iba a ponerse el cinturón de seguridad, si del instituto a casa no había más de cinco kilómetros?  Además, hoy era mi día de suerte, no podía pasarme nada malo, era Viernes y encima, ¡había recuperado Matemáticas! ¡Dios mío, si yo de ciencias no tengo ni idea! Sería casualidad, ya os dije que hoy era mi día de suerte.
   Ya estábamos llegando, cuando de repente, Manu se vio obligado a dar un frenazo inesperado, todos nos fuimos hacia adelante, nos golpeamos la cabeza y el autobús quedó encajado entre dos camiones. Los más pequeños lloraban y los pocos que quedábamos conscientes intentábamos calmarles, pero era imposible. Algunos no paraban de sangrar y otros habían quedado atrapados entre los asientos y cuerpos de los demás.
    De repente, entre el tráfico que la colisión había provocado en la carretera, otro conductor perdió el control de su autobús e impactó contra el nuestro.
    El choque fue mortal.
    Las ambulancias se amontonaban.
    Aquella era la escena más macabra que os habéis podido imaginar, los cadáveres estaban esparcidos por todo el autobús. La gente se llevaba las manos a la cabeza, era horrible, NADIE había logrado sobrevivir.
   
    Pero, entonces, ¿cómo os estoy contando yo esto?


                                                                                                                        SARA

sábado, 14 de enero de 2012

El orgullo.

   No sé cómo describirían el orgullo un filólogo, un filósofo o la misma persona que inventó esa palabra. Yo creo que puedo daros una definición breve pero clara. El orgullo es ese sentimiento que te impide actuar como desearías, que te hace creer que tu opinión es mejor que la de las demás y la más acertada y, lo peor, es ese sentimiento que te impide, o al menos te dificulta pedir perdón.  Sí, algo tan sencillo como decir " lo siento " se te hace demasiado cuesta arriba. Te quieres disculpar, decir lo arrepentido que estás, pero no puedes, eres incapaz. Sabes que cuando quieras decirlo ya será muy tarde, ya no servirá de nada ...
  Ésta es mi definición del orgullo.
  Así es como yo lo entiendo y por desgracia, como también lo padezco.

                                                                                                                     SARA