Era una noche fría y oscura, el viento soplaba contra los árboles del parque y estos emitían un ruido escalofriante. Todas las tiendas y comercios habían cerrado y la ciudad tenía un aspecto aterrador.
Carlos no entendía por qué sus padres le habían mandado a pasear a Crass, el perro, a esas horas de la noche. No le gustaba el aspecto que tenía la cuidad, era espeluznante. Si por lo menos le hubiera acompañado su hermano... Pero este prefería quedarse jugando a los vídeo juegos, y claro, como era pequeño se lo consentían todo y siempre se libraba de pasear a Crass, sacar la basura o ir a comprar el pan. Era injusto.
Mientras Carlos estaba concentrado en lo más profundo de sus pensamientos no se daba cuenta de que una sombra le perseguía, silenciosa, sigilosa entre los árboles del parque. De repente Crass se asustó y ladró. Carlos, asustado, se giró pero no vio nada. Deseando llegar a casa, aceleró el paso.
Un grito ahogado.
Eso fue lo único que salió de la boca de Carlos por última vez. Carlos había desaparecido esa horrible noche de Noviembre.
La policía y todo el barrio se volcaron en su búsqueda, pero lo que no sabían es que Carlos no iba a volver a aparecer por el barrio...
...nunca.
SARA
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domingo, 25 de diciembre de 2011
El último paseo de Carlos.
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Cada día me sorprendes más, tienes mucha imaginación me gusta tu estilo y por supuesto tu elaborada prosa.
ResponderEliminarGracias por ser así.
¡Gracias güelitoo! Te quiero.
ResponderEliminarGüelito yo creo que tienes razón diciendo que tiene mucha imaginación y elaborada prosa pero se te olvido decir la bellísima persona que es Sara.Os quiero mucho. Un beso
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